¨Un día en particular me sentía muy cansada de todo lo que conlleva servir al Señor, sentía ese cansancio que a veces nos agobia. Me dirigía a la parroquia, hacía mucho frío y al llevar caminadas unas 10 cuadras comencé a orar y llorando le decía a el Señor que me sentía muy cansada y le pedía me fortaleciera y ayudara; al agachar la cabeza vi una túnica llena de tierra y unos pies descalzos llenos de polvo y sangrando, una voz me dijo: No importa cuanto tengamos que caminar, yo voy siempre contigo¨. ¨Fue una experiencia que me enseñó tanto, que me da fuerza para seguir cada vez que me canso¨.
No hay comentarios:
Publicar un comentario