lunes, 31 de agosto de 2009

Realmente está presente

Que fácil olvidamos que está realmente presente...

Este precioso testimonio lo contó un sacerdote durante una homilía.


¨Platicando con una muchacha de la comunidad, me contó que invitó a el congreso a una amiga no católica. La amiga aceptó y durante la hora santa, la católica le explicaba que la eucarastía era la presencia real de Cristo y la amiga no católica le preguntaba ¿cómo le hacen para tenerlo? y la católica le explicaba que durante la consagración el sacerdote imponía las manos sobra la hostia y Jesús se hacía presente, pero la no católica le insistía, ¿pero cómo le hacen para tenerlo? y la católica le decía, esa cosita blanca que lleva el sacerdote es Jesús, a lo que lo que la protestante contestó ¿cuál cosita blanca? ¿cuál sacerdote? ¨


¨La protestante no veía ni al sacerdote ni la custodia, veía al mismo Jesús paseándose por los pasillos¨.


lunes, 17 de agosto de 2009

Paz en la tormenta

Siempre temí al día en que mi esposo perdiera a su mamá, pues bien sabía el gran amor que él le tenía; tristemente ese día llegó. Mi suegra fue llamada de regreso a la casa de la que salió hace 66 años a cumplir con la misión que el Padre le encomendó.

Cuando mi suegra entró de emergencia a el hospital por complicaciones a causa de una cirugía, el médico le comunicó a la familia que estaba muriendo. El rostro de mi esposo esa noche reflejaba un dolor inmenso, su mirada y su voz reflejaban un dolor que me dolía en lo mas profundo. Los días fueron pasando y hubo una mejoría que daba muchas esperanzas. El domingo anterior a su muerte, pudo recibir la comunión por última vez, ese día por la tarde su estado se agravó, el lunes les informan que está en fase terminal, el martes le administra un sacerdote la unción de los enfermos.

El jueves por la madrugada llegó mi esposo y dibujó en su rostro un gesto con el que comprendí que algo había pasado, su viejilla, como el la llamaba cariñosamente, se fue...

El día que la sepultamos le comenté lo sorprendida que me tenía con su paz y me contó que el Señor le dio este regalo.
¨Yo le pedía mucho a el Señor que me diera su paz. Me di cuenta de que los signos vitales estaban bajando y le hablé a una enfermera, la revisó y yo le pregunté que si la vida de mi mamá estaba terminando y ella me respondió que sí. De pronto ya no hubo signos vitales y en ese preciso momento el Señor me inundó con una gran paz y pude sentir como mi cuerpo se relajó. Le dieron otros tres paros, al cuarto ya se pudo hacer nada. Aunque mi dolor era mucho había paz en mí.¨

En medio de lo mas fuerte de la tormenta, cuando las olas golpearon con mas fuerza y el cielo se oscureció por completo, llegó la paz, esa paz contradictoria para el mundo, esa paz que se consigue cuando sabes en quien descansar, la paz en la tormenta que solo el amor de Dios puede otorgar...