miércoles, 12 de mayo de 2010
Estos niños de hoy
Dios nos ayude con esta nueva generación...
Mi esposo y yo no estamos educando a nuestros hijos como nos educaron nuestros amorosos y ocurrentes padres y nuestros abuelos metiéndonos miedo con algunos personajes sacados de la imaginación de quien sabe quién. Mis hijos no conocen al ¨coco¨ ni al ¨viejo del costal¨ que pasaba y se llevaba a los niños malcriados o la bruja, hemos decidido no crearles esos miedos,pues sabemos que el temor no es nada bueno, así que el día que escuché a mi hija dicíendole a su hermanito menor: ¨¡David, David! ahí viene un diablo, ¡David, David ahí viene un diablo!¨ decidí intervenir dicíendole: ¨¡Ilse! ¡¿cuál diablo?!"¨, obviamente creyendo que con esto ella comprendería que lo que estaba diciendo no me parecía correcto y dejaría de estar diciéndole eso a su hermanito, pero en lugar de quedarse en silencio su respuesta fue:
¨Uno grandotototote¨.
sábado, 1 de mayo de 2010
Justo donde Dios te quiere
¿Cuántas veces hemos peleado con Dios por sucesos de nuestras vidas? Eso que te retrasó, algo que no te dejó llegar a tal lado, etc., pero hay pequeños detalles que, aunque molestos, son el medio para que Dios derrame bendiciones, en nuestras vidas o en la de otros…
Este es un testimonio contado por Miguel Horacio, un evangelizador dominicano, que estuvo de visita hace algunos días en Ciudad Juárez, pueden saber mas de él en http://www.miguelhoracio.com
La persona que me acompañaba me dijo que quería a provechar el camión he irse hasta su pueblo, se ofreció a pagarme el taxi, para que de su pueblo me llevara a el aeropuerto de una pequeña ciudad cercana a dicho pueblo, a lo que accedí.
El taxi me llevó a el aeropuerto y resultó que estaba cerrado. Me bajé de el taxi, con la pequeña maleta que traía y comencé a notar que las luces del taxi se alejaban… me dejó... y yo me preguntaba, ¿¡¡¡pero porqué me está dejando si el aeropuerto está cerrado!!!?. Estaba tan oscuro que si ponía mi mano frente a mi cara no podía verla y pensé: ¨¡Aquí me van a matar! En los periódicos va a aparecer: Matan a evangelizador Dominicano¨ y comencé a pelear con Dios ¨¿porqué tu me haces esto…?¨ . De pronto comienzo a escuchar ladridos y a ver una pequeña luz, era un trabajador del aeropuerto y me preguntó que era lo que hacía ahí y le respondí que tenía que tomar un vuelo y no sabía que el aeropuerto estaría cerrado, mientras le decía esto se oyó por el radio que traía el hombre, que le preguntaban que era lo que sucedía y este respondió que había un hombre que tomaría un vuelo y no sabía que el aeropuerto estaba cerrado, lo que se escuchó fue: ¨Déjalo pasar¨.
Me recibió un hombre mal encarado y me dijo que pasara a una celda que estaba ahí ¨pero que ¿me va a poner preso?¨ y me insistió en que me metiera, así lo hice y me dispuse a ponerme mis audífonos para escuchar música, pero en mi corazón yo sentí como el Señor me decía: ¨No te pongas a escuchar música a platica con él, la artritis que padece es a causa del rencor que le tiene a su hermano por un problema con una herencia¨ y como el hombre estaba escuchando la radio, de lo que estaba escuchando me valí para iniciar la plática. Después de un rato me invitó a sentarme junto a él y le dije que yo era un evangelizador dominicano que estaba en México para predicar y le dije: ¨Debes perdonar a tu hermano¨ el hombre se sorprendió ¨esa artritis que tu tienes es a causa de ese rencor¨, ¨y usted ¿cómo lo sabe?¨ ¨el Señor me lo dijo¨ ¨pero es que mi hermano me robó la herencia¨, comencé a orar por él, y creo que en toda mi vida jamás vi a un hombre arrepentirse así, el hombre lloraba y gritaba, y yo lloraba junto con él alabando a Dios , de rato llegó el otro empleado alarmado preguntando que era lo que pasaba y también se conmovió. Al terminar la oración el hombre ya no sentía molestias por su enfermedad me dio las gracias y me indicó por donde entrar para abordar mi vuelo. Mientras caminaba yo le pedía perdón a Dios por haberle reclamado el abandono del taxista, Dios sabía porque lo permitía.
Este es un testimonio contado por Miguel Horacio, un evangelizador dominicano, que estuvo de visita hace algunos días en Ciudad Juárez, pueden saber mas de él en http://www.miguelhoracio.com
La persona que me acompañaba me dijo que quería a provechar el camión he irse hasta su pueblo, se ofreció a pagarme el taxi, para que de su pueblo me llevara a el aeropuerto de una pequeña ciudad cercana a dicho pueblo, a lo que accedí.
El taxi me llevó a el aeropuerto y resultó que estaba cerrado. Me bajé de el taxi, con la pequeña maleta que traía y comencé a notar que las luces del taxi se alejaban… me dejó... y yo me preguntaba, ¿¡¡¡pero porqué me está dejando si el aeropuerto está cerrado!!!?. Estaba tan oscuro que si ponía mi mano frente a mi cara no podía verla y pensé: ¨¡Aquí me van a matar! En los periódicos va a aparecer: Matan a evangelizador Dominicano¨ y comencé a pelear con Dios ¨¿porqué tu me haces esto…?¨ . De pronto comienzo a escuchar ladridos y a ver una pequeña luz, era un trabajador del aeropuerto y me preguntó que era lo que hacía ahí y le respondí que tenía que tomar un vuelo y no sabía que el aeropuerto estaría cerrado, mientras le decía esto se oyó por el radio que traía el hombre, que le preguntaban que era lo que sucedía y este respondió que había un hombre que tomaría un vuelo y no sabía que el aeropuerto estaba cerrado, lo que se escuchó fue: ¨Déjalo pasar¨.
Me recibió un hombre mal encarado y me dijo que pasara a una celda que estaba ahí ¨pero que ¿me va a poner preso?¨ y me insistió en que me metiera, así lo hice y me dispuse a ponerme mis audífonos para escuchar música, pero en mi corazón yo sentí como el Señor me decía: ¨No te pongas a escuchar música a platica con él, la artritis que padece es a causa del rencor que le tiene a su hermano por un problema con una herencia¨ y como el hombre estaba escuchando la radio, de lo que estaba escuchando me valí para iniciar la plática. Después de un rato me invitó a sentarme junto a él y le dije que yo era un evangelizador dominicano que estaba en México para predicar y le dije: ¨Debes perdonar a tu hermano¨ el hombre se sorprendió ¨esa artritis que tu tienes es a causa de ese rencor¨, ¨y usted ¿cómo lo sabe?¨ ¨el Señor me lo dijo¨ ¨pero es que mi hermano me robó la herencia¨, comencé a orar por él, y creo que en toda mi vida jamás vi a un hombre arrepentirse así, el hombre lloraba y gritaba, y yo lloraba junto con él alabando a Dios , de rato llegó el otro empleado alarmado preguntando que era lo que pasaba y también se conmovió. Al terminar la oración el hombre ya no sentía molestias por su enfermedad me dio las gracias y me indicó por donde entrar para abordar mi vuelo. Mientras caminaba yo le pedía perdón a Dios por haberle reclamado el abandono del taxista, Dios sabía porque lo permitía.
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