martes, 3 de marzo de 2009

De viva voz


Después de 5 años de estar integrada a una comunidad, me alejé, los motivos son lo de menos, pretextos no faltan cuando queremos retroceder. Fueron casi dos años fuera de una comunidad, (tiempo que puedo calificar como miserable) fue muy difícil regresar, ya ni siquiera me paraba a la Eucaristía. Cuando mi esposo se quería integrar de nuevo, yo no quería , cuando era yo la que sugería regresar, era él quien decía no.

Llegó un momento en que mi corazón sintió mucha sed de Dios y comencé a orar como no la había hecho nunca,( ni siquiera en mis años de servicio en la comunidad), y leyendo la vida de un santo, que no recuerdo quien era, leí que su oración era: ¨Que quieres de mi Señor?¨ y yo decidí que esa sería mi oración diaria, jamás me imaginé de que manera habría de contestar el Señor esa pregunta ,ni en que momento.

Estaba un día en el trabajo y me paré para ir al baño. Caminaba yo por el pasillo de la empresa, no iba pensando en nada más que llegar a mi destino con cierta prisa; al empujar la puerta escuché una voz que sentí salió de mi pecho diciendo:¨Vuelve a mi servicio¨, me frené, me detuve de tal manera que si alguien hubiera ido detrás de mí, hubiera chocado conmigo, me quedé unos segundos paralizada, sorprendida por lo que acababa de pasar, nadie estaba cerca de mí, no pudo ser el radio, yo sentí que en mi pecho retumbó esa voz y llegó a mis oídos con completa claridad.

Después de un congreso juvenil y vivir de nuevo el seminario de vida en el Espíritu acepté esa invitación que recibí de viva voz de quien tanto me ama, y aquí estoy... a su servicio.

No hay comentarios: