jueves, 5 de marzo de 2009

Un Dios cercano

No cabe duda que tenemos un Dios cercano y misericordioso.

¨Fui a el retiro de Puebla junto con mi hijo de 9 meses, pero el tenía una infección en el estómago, y en el avión vomitó mucho. Durante el evento no estaba a el 100, ni con mi servicio ni con mi hijo. Una doctora lo revisó y dio medicamento, pero mi hijo seguía igual, sin embargo el sábado pasó algo maravilloso ¨.
¨El sábado ya por la tarde encargué a mi bebé para ir al baño, ya estaba muy agotada y en el baño oré diciéndolo a el Señor: ¨Tu siempre has sido un Dios cercano conmigo, por favor ten misericordia y acércate a mi hijo y sánalo, porque no come nada¨. Cual fue mi sorpresa que al salir del baño , las personas con quienes había encargado a mi hijo estaban llorando y me contaron que hacía un momento dos hermanas habían preguntado por el bebé que estaba enfermo, llevaban al Santísimo y poniéndolo en la cabeza de mi hijo oraron por él. A partir de ese momento el bebé comenzó a comer y se sanó¨.
¨Así es nuestro Dios cuando pedimos con fe¨.

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