miércoles, 18 de febrero de 2009

Luz de Cristo que transforma



Al terminar la celebración del sábado de gloria nos encontrábamos guardando lo utilizado en la ceremonia cuando una de los hijos de los coordinadores del ministerio de alabanza se acercó a el cirio y lo movió y una buena cantidad de cera cayó sobre su cabeza, mi esposo de inmediato le puso las manos en la cara para que la cera no fuera a quemarlo y subió las manos de manera que todo el cabello le quedó cubierto de cera haciéndole un peinado que causó bastante gracia.

No cabe duda de que quien se acerca a la luz de Cristo, definitivamente no se va igual.