lunes, 25 de mayo de 2009

De todo se vale Dios

He escuchado varias veces este testimonio, y no deja de darme mucha risa.

Ahora la protagonista toma con buen humor esta lección del Señor y no puede contarlo sin soltar una que otra carcajada. De todo se vale Dios...

¨Cuando asistí a mi seminario de vida fue una experiencia maravillosa, duro toda una semana, y desde el lunes hasta el viernes todo fue un encuentro maravilloso con el Señor, pero jamás imaginé que el Señor me iba a dar una lección con un sandwich...¨

¨El viernes del retiro nos dijeron que al día siguiente lleváramos que comer, y al llegar lo dejáramos en la cocina. Pues me preparé un par de burritos bien gordos y los puse dentro de una bolsa . Llegué y los dejé en la cocina como nos habían indicado, por supuesto no sin antes ponerle mi nombre a la bolsa con unas letras bien grandes; el Señor hacía su obra conmigo, me daba su paz y yo cada vez le abría mas mi corazón, cosa que cambió a la hora de la comida, pues en lugar de darme mis suculentos burritos, me dieron un plato con un sandwich, sopa y frijoles, claro que reclamé que yo no había llevado eso, pero me dijeron que todos iban a compartir lo que trajeron, cosa que no me agradó nada.¨ ¨Volteaba a todos lados buscando quien estaba saboreando mis burritos, pero jamás lo encontré.¨

¨Nos dijeron que el domingo debíamos llevar lonche de nuevo así que decidí que no me la volvían a hacer. Agarré unos panes, medio les embarré mayonesa y les puse salchichón, no jamón, salchichón, ni les puse tomate ni un trozo de lechuga, total no me van a tocar a mí, fue lo que pensé¨.

¨El domingo por la mañana me dirigí a la cocina pero estaba cerrada, entré a el lugar en que se nos estaba dando el retiro y pregunté en donde podía dejar mi comida, pero una señora me dijo que no habían dicho nada, que esperara y seguro en un momento nos decían que hacer con nuestro lonche. Pues el tiempo pasó y nada nos decían del lonche, llegó la hora de la comida y pregunté en donde dejar mi comida y la respuesta fue: Hoy cada quien se va a comer lo que trajo¨.

¨Mordida que le daba a mi sandwich y pensaba ¿por qué no le puse tantito aguacate?, ¿por qué no le puse lechuga?, le hubiera puesto siquiera una rodaja de tomate ... un chilito¨

¨Ahora me da mucha risa contar este testimonio, y pienso como el Señor se vale de todo para sanarnos, hasta de un sandwich¨.

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