Un día antes de comenzar con una oración de sanación, pregunté quien no creía en el poder de Dios, en la parte de atrás del salón levantaron la mano 3 jóvenes y yo muy segura les dije: ¨Pues hoy van a ver actuar su poder¨.
Cuando estaba en la oración, recibí una palabra de conocimiento: ¨el Señor esta sanando una persona que sufre de epilepsia¨, la gente se sorprendió y al terminar la oración me preguntaron si sabía que uno de los jóvenes que levantó la mano padecía esta enfermedad y que durante el retiro le había dado un ataque, pero yo no sabía nada.
Después de un tiempo supe que hace años que no tiene un ataque de epilepsia y me lo encontré, ahora ese jóven incrédulo es servidor del Señor.